viernes, 16 de noviembre de 2012

Primeras impresiones


Cuando llegas al aeropuerto internacional de Tocumen en la ciudad de Panamá ya te das cuenta que a este país le queda mucha camino que andar para estar a la altura de los llamados países desarrollados.
Cuando por fin logras recoger tu maleta de la cinta transportadora y sales a la calle, sientes que no puedes respirar debido al golpe de calor que recibes, unido a un elevadísimo porcentaje de humedad (entre un 80 y un 90%).
Me espera un compañero de trabajo y en unos 20 minutos llegamos a la ciudad de Panamá. Durante el recorrido por carretera percibes que nadie respeta las mínimas normas de circulación y es que cada uno circula como le apetece. Lo mismo se circula por el carril derecho o izquierdo por lo que igualmente lo mismo te adelantan por la derecha o por la izquierda, dependiendo del carril que utilices para circular. Aunque circules por la derecha también te podrán adelantar por la derecha porque si la carretera tiene un poco de arcén también lo utilizarán para circular. Y si se te ocurre respetar los límites de velocidad, 80 km/h en autovía, casi todos te pitarán para que no estorbes. Cuando llegas a la ciudad es todavía peor porque el caos circulatorio es total y lo normal son retenciones, que aquí le llaman tranque, por doquier.
Panamá City recuerda a Manhattan, con sus altísimos y modernos edificios (de más de 50 plantas) y sus calles llenas de taxis amarillos. Aunque en medio de estos espectaculares edificios, de una arquitectura muy vanguardista, podemos encontrar núcleos de “viviendas” que son verdaderos suburbios de chabolas.



El centro histórico, a diferencia de la zona financiera está formado principalmente por casas de estilo colonial de dos plantas y muy deterioradas a excepción de las que se han restaurado que son las menos.



Aparte de la cantidad exagerada de taxis que hay también existen unos autobuses llamados “diablos rojos” que son verdaderos demonios, no sólo por el autobús en sí, que parecen atracciones feriales de tantas luces y tantos dibujos que llevan, sino por la forma de conducir que tienen. Estos autobuses son un verdadero peligro porque no respetan absolutamente a nada ni a nadie, ni siquiera a sus propios viajeros que los bajan donde quieren, puesto que la mayoría ni siquiera tiene una parada fija para recoger o soltar viajeros. Yo aún no he cogido ninguno de estos autobuses ni creo que lo haga nunca porque no quiero ni imaginar lo que tiene que ser ir dentro de un vehículo de estos.
Sí he cogido algún que otro taxi, que dicho de paso son bastante económicos puesto que te suelen cobrar unos 2 dólares por una carrera dentro de la ciudad. Aunque también es verdad que los taxis no están obligados a llevarte y si no les interesa donde vas pues ahí te quedas; o incluso si te cogen y a mitad de recorrido cogen a otro pasajero que les interesa más pues te dicen que te bajes y se quedan tan frescos.

Y ya que he mencionado la moneda, termino esta entrada aclarando que la moneda oficial de Panamá es el Balboa que es una de las dos monedas de uso legal. La otra es el Dólar estadounidense. El Balboa se divide, al igual que el Dólar, en 100 centavos y tiene su equivalencia con el Dólar de 1 a 1. No existe el papel moneda del Balboa, sólo monedas de 1, 5, 10, 25 y 50 centavos y 1 Balboa.

El billete más grande es de 100 $ y el más pequeño de 1 $. Los más usados son de 5, 10 y 20. En la mayoría de los sitios no te aceptan los de 100, por lo que no es recomendable el uso del mismo. 

Y con esta aclaración sobre la moneda voy a dar por finalizada esta entrada puesto que creo que es mejor no enrollarse demasiado.

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